Cuando la Escuela te Dice que No Eres Suficiente

Autora: Suleika Secaira

Este espacio nace desde las palabras como herramientas de transformación. Aquí comparto lo que observo, vivo y reflexiono sobre educación, justicia educativa y la posibilidad de construir juntos una forma más humana de aprender. Cada entrada en este blog es una invitación a pensar en colectivo, cuestionar lo establecido y aportar ideas que transformen realidades.

¿Alguna vez te has preguntado cuántos sueños se apagan dentro de las aulas? No hablo de ilusiones vagas, sino de esa chispa innata que tienen los niños y niñas por descubrir, por aprender, por ser ellos mismos.

Impulsar la justicia social en la educación implica reconocer desigualdades históricas, valorar la diversidad y generar condiciones reales para que cada persona encuentre su lugar. Porque, seamos sinceros, ¿cuántos de nosotros aún recordamos esa vez que el sistema nos hizo sentir insuficientes?

En muchas escuelas, aún se repiten frases que hieren más de lo que enseñan. Y lo peor es que se normalizan. Comentarios como “esto no es para ti” o actitudes que desvalorizan ciertos talentos, construyen barreras invisibles entre los estudiantes y su derecho a aprender.

El problema no radica en la capacidad de los niños, sino en un modelo educativo que no reconoce las múltiples formas de aprender. Mientras se prioriza la memorización y el silencio, se deja de lado la participación activa, el pensamiento crítico y la conexión con la vida real.

Howard Gardner ya lo planteaba: existen múltiples inteligencias. Aun así, las escuelas siguen valorando solo unas pocas, dejando fuera habilidades tan esenciales como la artística, la interpersonal o la emocional. Quienes no encajan en ese molde muchas veces son etiquetados como “problemáticos” o “incapaces”.

Esto no es solo injusto, es peligroso. Porque cuando no se valida la forma única de aprender de una persona, lo que se quiebra es su autoestima. Y sin autoestima, ningún proceso educativo puede florecer.

La justicia educativa no es un ideal lejano. Es una urgencia. Como sociedad, debemos construir entornos donde cada estudiante escuche: “Eres suficiente. Tu forma de ver el mundo importa.” La educación del siglo XXI no puede seguir midiendo el valor de una persona en función de su capacidad para memorizar datos. Necesitamos valorar el crecimiento, la empatía, la resiliencia, la creatividad.

Comentarios

  1. Un texto empático y transformador que expone cómo el sistema educativo puede dañar cuando no reconoce la diversidad de talentos. Una lectura urgente para construir aulas donde nadie vuelva a sentirse insuficiente. Lcda. Karina Fuentes

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